He terminado de leer dos buenos artículos en The Economist sobre China. El primero viene con el nombre de «China loses its allure» y el segundo lleva por título «Doing in their way». Ambos textos sirven para tener una aproximación certera que nos lleva a entender algo de la nueva realidad de China.
Creo que son dos interesantes miradas, tanto desde un punto de vista empresarial como desde las nuevas pautas de consumo de esa sociedad con más de mil millones de habitantes.
Estuve en China casi tres meses durante mi viaje vuelta al mundo y posteriormente en el Transiberiano. Durante ese tiempo y al estar sobre el terreno pude tener una visión general sobre el país. Algunas de mis impresiones fueron:
- La velocidad extrema con la que se producen los cambios del país.
- Un sistema insostenible.
- El consumismo extremo de la sociedad basado en un capitalismo atroz.
- La falta de libertad de un país que sigue siendo una dictadura.
- Las ganas de progresar y comerse el mundo, principalmente de la juventud.
- La destrucción del medio ambiente y la contaminación extrema.
- Las diferencias entre campo-ciudad y entre la costa-interior
- Lo rápido que aprenden los chinos
Pero volviendo al texto de The Economist, cabe señalar que China ya no es ninguna panacea y que estamos ante un mercado tremendamente complejo. Resulta curioso como hay dos miradas, la que ve a China como una enorme oportunidad y la que tiene la impresión de que estamos ante una enorme amenaza. Lo que parece bien claro es que China está cambiando muy deprisa y que han aumentado tanto los costes laborales como los de logística, de tal manera que a muchas empresas ya no les sale tan rentable lo de fabricar en China.Mientras algunas empresas multinacionales están haciendo su agosto, otras están sufriendo lo indecible o incluso abandonando el país. Muchas de esas empresas internacionales han visto como lo que antes era el dorado se iba convirtiendo en una pesadilla, o incluso en un grave problema para su estrategia global.
El consumo extremo de la nueva sociedad china ha hecho que marcas de lujo tengan ya a sus principales clientes en los chinos, sin embargo otras han visto como el gobierno chino les iba poniendo en una complicada posición, incluyendo a empresas como Twitter, Google, Facebook o algunos formatos de blogs.
Un ejemplo claro y complejo de esa nueva realidad es el caso de la multinacional de cosméticos L’Oreal que ha dejado por ejemplo de vender su marca Garnier en China. Su competidora Revlon ha optado por una estrategia similar y también abandona China. Otras marcas globales de sectores diversos como Media Markt también han decidido seguir esa tónica y abandona la potencia asiática. Y así tenemos una importante lista de grandes empresas internacionales que se están encontrando con diversos problemas en la nueva realidad china.
Es evidente que algo está pasando en China en estos curiosos tiempos de la globalización. Uno lee con asombro esas noticias y piensa en los verdaderos motivos por el que esas grandes corporaciones internacionales abandonan una China que parecía ser un goloso pastel lleno de oportunidades con los cientos de millones de personas como potenciales consumidores. Sin riesgo a equivocarme creo que podemos decir que estamos ante un fenómeno cada vez más común y que va a continuar durante los próximos años, de ello ya hablé hace meses con aquel post en el que citaba a las empresas que estaban abandonando China.
Cada año que pasa vemos como China se incorpora de lleno en muchos ámbitos de nuestra vida. Es algo que va más allá de la tienda de la esquina o de los productos baratos que fueron manufacturados debido a un coste bajo en mano de obra. Hoy en día ya aparecen empresas chinas a nivel global que sobresalen por la innovación, un ejemplo de ello son las empresas de telecomunicaciones Xiaomi y Huawei . Por otro lado debemos ser conscientes de empresas de internet como Alibaba que son realidades en el ecommerce y que van más allá de China para alcanzar una importancia global.
Y mientras Europa sigue en crisis, los chinos empiezan ya a viajar por el viejo continente y están convirtiéndose en una oleada de turistas a escala global.
En definitiva, quería dejar constancia de mis impresiones sobre esos dos textos que creo reflejan algunas de las diferentes realidades de un país tan fascinante como contradictorio. Y es que desde hace años tenemos que ser conscientes de que todo lo que ocurre en ese país llamado China nos afecta directamente, tanto a la realidad del planeta como a la de nuestras empresas y vidas.