Hace unos días la gente que se mueve alrededor de la Consultoría artesana estuvo reunida por Madrid. Varias veces he hablado en el blog sobre mi cercanía y cariño por la gente que se mueve con esas premisas. Julen, Amalio, Asier, Juanjo, Odilas y otras personas que con su forma de ser y de hacer van creando un estilo muy humanista de mirar las organizaciones. No dudo que esa forma de entender las organizaciones va creando escuela sin prisa pero sin pausa. Desde aquí todo mi apoyo y cariño para l@s artesan@s de la consultoría y el camino que van recorriendo, parece que en su caso es evidente aquello de que «La unión hace la fuerza».
Pero hoy quiero hablar de una de las organizaciones que ha colocado su forma de hacer como un referente para muchos. En estos tiempos convulsos en que vivimos es cuando la artesanía empieza a resurgir como un modelo en cierta forma alternativo a ciertas producciones industriales.
Las últimas semanas han sido constantes los problemas de crisis alimentarias y de preguntas sobre las mezclas que se producen para crear ciertos alimentos. El caso de las hamburguesas de vacuno con carne de caballo empieza a preocupar a la ciudadanía, no por los peligros que pueda conllevar, sino porque parece que estamos en unos tiempos donde todo vale.
Hay una empresa alimentaria que sigo desde hace unos años, se llama Chobani y simplemente hace yogures, pero es toda una revolución en Estados Unidos y Canadá. Eso de hacer solamente yogures griegos es algo que puede llamar la atención a muchos, pero ha sido en 2012 una empresa reconocida como una de las organizaciones que más innovan del mundo. De hecho se encuentra en el puesto 40 de un listado sobre las 50 organizaciones más innovadoras del planeta.
El sector lácteo es un mundo especial que como otras áreas del sector agroalimentario viene dominado muchas veces por grandes lobbies y corporaciones enormes. Por ello, lo que Hamdi Ulukaya ha conseguido es digno de mención. Chobani en parte va ligado a la historia de su fundador y creador, y como la mayor parte de los grandes emprendedores se guiaba más por su instinto que por los infumables estudios de mercado. Pasión, ganas y un producto artesano de calidad fueron la receta mágica que revolucionaron no solamente el mercado, sino que replantearon muchas cosas en la forma de hacer.
Hamdi Ulukaya es un inmigrante turco que se daba cuenta de la falta de yogures de calidad en Estados Unidos, el encontrar una necesidad, carencia o un hueco fue esa oportunidad que hizo que se convirtiese en una realidad. Hay una frase del propio Hamdi en la web de Chobani y que dice muchas cosas «When it’s real, when it’s authentic, you don’t have to say much about it» Y es que es toda una muestra de estilo eso de decir que cuando algo es auténtico, cuando es real, no necesitas decir mucho sobre ese producto/servicio/negocio.
Chobani por otro lado ha sido una empresa con un estilo cercano, amigable y adaptado a su tiempo. Y es que tanto su web como su implicación con las redes sociales han hecho de ella una empresa del siglo XXI que ha creado una vinculación muy fuerte con sus consumidores, gentes que más allá de comprar sus productos se convierten en parte de su comunidad y que van parejos a la marca.
Y es que como dicen en sus vídeos, lo real es simple, lo real es auténtico, lo real es original.
Gracias Juanjo. Creo que los artesanos tenéis mucho que aportar en las organizaciones, tanto en las nuevas como en las tradicionales. Frescura, honestidad, humanismo, cosas que no abundan. En el caso de Chobani, es curioso como una aparente simple empresa de yogures se coloca entre los puestos de las empresas más innovadoras del mundo y le planta cara a grandes multinacionales. No te quepa duda de que van a seguir dando mucho que hablar, y a lo mejor no dentro de mucho los vemos en nuestras latitudes 🙂 . Un abrazo
Gracias por la mención, amigo Iván. Disfrutamos de una manera de hacer entender y ver las organizaciones y en ello andamos, debatiendo, compartiendo, abriendo nuestras ideas, etc…
Y esta marca, tiene muy buena pinta… pero que muy buena pinta. Parece mentira que en el mundo en el que vivimos todavía las palabras real y auténtico suenen raras y casi como olvidadas. Es lo que más me llama la atención en esta propuetsa de valor de Chobani. Seguiremos de cerca el campo de su socilaización, ya que me temo que el producto, me va a costar probarlo.