McDonald’s es una de las empresas estadounidenses que uno se encuentra en infinidad de países, su presencia es también constante en la mayor parte de las ciudades españolas, donde sus restaurantes ocupan lugares tan dispares como el centro urbano, un centro comercial, una estación de tren o un aeropuerto. Su famosa M es quizá uno de los símbolos más representativos de una globalización empresarial, cultural y gastronómica sobre la que habría para debatir largo y tendido. La uniformidad en el modelo industrial de los citados restaurantes de comida rápida permite a una persona comer un Big Mac que sabe igual en Madrid,en Tokyo o en Crimea.
Durante los últimos años, no han sido pocos los que han criticado al gigante de la comida rápida, desde el agricultor francés anti-globalización José Bové hasta el famoso Chef británico Jamie Oliver que ganó una demanda contra el gigante empresarial de la comida rápida. También cabe destacar el documental Super Size me que tuvo una gran viralidad , su repercusión fue importante, mucha gente hablaba de ello y se venía a dejar en entredicho al gigante de la comida rápida. A todo ello se han unido los constantes escándalos de seguridad alimentaria con los casos de comida en mal estado en China y en Japón.
Hace unas semanas leí la noticia de que McDonald’s perdía la sonrisa por una bajada en el beneficio en un 15 % y por un modelo que en Estados Unidos parecía ya agotado. Parece evidente que pese a su enorme beneficio, es un modelo que empieza a mostrar signos de debilidad frente a otras formas mucho más saludables y respetuosas con el medio ambiente y la propia producción de alimentos.
En los últimos tiempos ha emergido una nueva forma de comida rápida mucho más saludable y con unas formas menos industrializadas, se trata del denominado fast casual , donde destacan empresas como Chipotle o Panera, En el caso de Chipotle ya hablé hace tiempo aquí, analizando unas formas de hacer artesanas y abiertas que estaban haciendo de ella una de las empresas más innovadoras del mundo.
Mientras McDonald’s tiene caídas en beneficios, Chipotle en cambio crece a unos ritmos espectaculares del 20 %, su forma de hacer está atrayendo a un consumidor mucho más consciente de cuestiones antes olvidadas como era el consumo de productos locales, el respeto a los animales y la sostenibilidad en la forma de producir alimentos. Sin duda que McDonald’s y Chipotle son dos formas de hacer negocios totalmente diferentes en un sector maduro como el de la comida rápida. Dos empresas con miradas y culturas opuestas en las formas de producir y vender alimentos.