Llevo una semana por tierras granadinas, y estoy a punto de instalarme ya en un apartamento. Son días intensos en el nuevo trabajo, formación todos los días para sumergirme en diferentes productos, mercados internacionales y diferentes sectores agroalimentarios. Un proceso muy interesante que me está permitiendo volver a experimentar un aprendizaje intenso, fluido, transversal y sobre todo muy bonito.
Todo ello me ha ido llevando estos días a conectar con algunos conocimientos del pasado, pero sobre todo me ha dado una perspectiva de que debo desaprender muchas cosas que me han acompañado estos pasados años.
Cada persona y también cada organización es un mundo y los hábitos propios se acoplan muchas veces a donde estamos. Por eso muchas veces si queremos aprender es muy recomendable aquello de mirar al pasado para meter algunas cosas en la mochila y olvidarse de otras muchas. La información importante suele quedarse en compartimentos de nuestro yo, e imagino que de forma inconsciente se conecta con la nueva información y conocimiento. Pero estoy seguro de que hay mucha información pasada que se va diluyendo para caer en un mundo donde es muy probable que no se vuelva a reutilizar.
Los últimos tiempos de la presente era empiezan a abrumar por el acceso y cantidad de información, pero también por la capacidad que tenemos de asimilar , razonar, entender y recordar. Parece que todo está a un click de distancia, pero llevo tiempo pensando que quizá sea ahora cuando es más necesario que nunca el acto de pararse. Los nuevos tiempos son de rapidez inmediata, pero creo que debemos pararnos a pensar, a reflexionar, a reinterpretar cosas, conceptos e ideas que hasta no hace mucho dimos como supuestas y seguras. No hablo solamente de las relaciones con la carrera profesional, lo hago en su mayor parte con nuestra propia vida. La velocidad a la que va todo y el sistema teledirigiendo hace que muchas veces no seamos consciente de una gran parte de las cosas.
Hay muchas veces que necesitamos olvidar aprendizajes obsoletos , algunos de los cuales quizás valieron en un momento de nuestra carrera o profesión pero que ahora no tienen sentido o carecen ya de actualidad. En otros casos es el momento de desechar conocimiento que hemos tenido acumulado hace tiempo pues no tiene cabida en el preesente. Otras muchas veces será tiempo de intentar conectar lo nuevo con lo que ya sabemos, pero puede ser muy necesario eso cambiar el chip para que los nuevos aprendizajes se incorporen de forma más fluida y sin distorsión.
Nada sencillo todo esto, pero si apasionante, a veces creo que las épocas de cambio nos marcan caminos que hasta hace no mucho eran desconocidos. Sirven de lleno para esos reajustes necesarios que nos hacen sentirnos vivos y sobre todo para recordarnos aquello de que somos eternos aprendices 🙂