La globalización es ya una realidad que afecta de lleno a la economía mundial y a nuestras vidas como ciudadanos. Las formas en las que se mueven muchas organizaciones nos ayuda a entender el mundo desde diversas perspectivas. La internacionalización y el comercio entre países ha sido algo muy evidente desde siempre en el sector agroalimentario. Ya desde hace siglos el mundo veía con naturalidad como las especias o muchos cultivos viajaban entre continentes.
En nuestra época ha sido constante la exportación e importación de materias primas como los cereales ,la carne, el pescado o la fruta, pero también de muchos alimentos manufacturados. Los problemas en una parte del mundo solían afectar de lleno en la otra, ejemplos muy evidentes fueron la subida del precio de los cereales o enfermedades como las vacas locas. Todos esos hechos afectaban a cientos de millones de seres humanos que en muchos casos estaban alejados por continentes y miles de kilómetros. Los países BRIC también entraban de lleno en escena con ejemplos claros como los diversos escándalos alimentarios en China que se unen a la estrategia geopolítica global del país asiático.
La nueva realidad de los países emergentes ha provocado que millones de seres humanos salgan de la pobreza para incorporarse a la clase media. Todo eso trae consigo el cambio en la dieta y la incorporación de productos lácteos y cárnicos en la alimentación.
La realidad de China es muy evidente, con un aumento en el consumo de carne y una creciente demanda de productos lácteos como la leche en polvo.
En la próxima década se prevee que China duplique la población catalogada como clase media, por lo que la demanda de carne será enorme. Los recursos finitos del mundo y la necesidad de tierras para la producción de carne va a alterar sin duda muchas realidades socioeconómicas del mundo rural y del sistema agroalimentario global.
En los pasados meses he seguido con atención todo lo que tenía que ver con el movimiento empresarial alrededor de Campofrío. La empresa española Campofrío es desde hace décadas uno de los referentes dentro del sector cárnico mundial y ha tenido desde siempre una notable internacionalización, tanto en Europa como en América.
La empresa de origen burgalés fundada por la familia Ballvé ha estado inmersa en los últimos tiempos en unos procesos empresariales que reflejan muy bien la nueva realidad global.
La empresa china Shuanghui compró hace meses la estadouniodense Smithfield que es el mayor productor porcino del mundo. Resultaba curiosa y muy destacada dicha operación entre dos gigantes de la alimentación al tratarse de la mayor compra de una empresa americana por una china. A las sabidas dudas sobre la seguridad alimentaria en China se unía el ver como los chinos adquieren el mayor grupo cárnico del mundo para con ello tener acceso a tecnología y al mercado. Aquella operación tenia otro importante matiz ya que afectaba de lleno a una empresa española debido a que una buena parte de las acciones de Campofrío pertenecían a la empresa norteamericana.
Hace unas semanas Campofrío salía de nuevo en las noticias ya que entraba en juego la puja del grupo mejicano Sigma que hizo una OPA por la adquisición del resto de acciones de Campofrío. Con esa operación Sigma se convertía en el mayor accionista de un Grupo Campofrío que ahora va a estar dominado por un grupo mejicano y chino.
No seré yo la persona que juzgue esas operaciones empresariales, lo que parece claro es que la globalización ha tocado de lleno a aquella empresa que un día fue fundada en Burgos. Con el caso de Campofrío podemos ver como se mueven los grandes conglomerados agroalimentarios en el actual entorno globalizado.
Hemos sido testigos en pocos meses de una jugada a cuatro bandas en la que se ha visto inmersa una destacada empresa española que ahora está en manos de un honding chino y de otro mejicano. En defintiiva, parece que todos estos procesos de compra y venta son cosas de la globalización y de las grandes empresas, hoy estás aquí y mañana allí.