A lo largo de la Historia la genialidad de los seres humanos ha llegado a todas las actividades y campos de la vida. Entre todas ellas tanto el arte como la ciencia ocupan uno de los mayores pedestales y reconocimientos a las personas que han destacado en esos campos. Siempre ha habido dos figuras que sobresalen por su genialidad y mirada visionaria, hay dos enormes personalidades y genios que he tenido con un cariño y admiración especial, se trata de los grandes Leonardo Da Vinci y Julio Verne.
El lunes pasado estuve en Roma y por tercera vez acudí a ver el museo de Leonardo Da Vinci en la plaza Poppolo. El museo es pequeño y cuesta 7 euros, lo considero uno de esos lugares sagrados a los que acudo siempre que estoy en la capital italiana. La genialidad de Leonardo me lleva a sonreír y a admirar su talento, genialidad e ideas futuristas.
Unir arte y ciencia es una de esas quimeras que casi nadie ha realizado, en las últimas décadas es cierto que la figura de Steve Jobs ha estado en esos campos, pero cuando uno está delante de la obra de Leonardo todo resulta incomparable. Leonardo muestra con su legado la inmensa capacidad del ser humano por ir más allá, su extraordinario talento unido a la necesario dosis de trabajo ha dejado a la humanidad inventos y obras que son inmortales.
Cuando estoy delante de algunos de sus inventos y de sus obras me lleva a pensar en la enorme cantidad de disciplinas que podía realizar : Matemático, Ingeniero, Inventor, Anatomista, Pintor, Escultor, Arquitecto, Músico, Escritor, etc. Esa enorme polivalencia era fruto de un genio, pero cuesta pensar hoy en pleno siglo XXI en personalidades y trabajos donde pueda uno moverse entre campos tan diversos y opuestos. En la actualidad todo está acotado, la especialización palpable de nuestra sociedad quizá sea una de las culpables de la situación caótica, crispada y gris en la que nos encontramos. Por eso ver la obra de Leonardo me ilumina como pocas cosas pueden hacer en este mundo.
En aquellos tiempos , el Renacimiento llevo a la humanidad a unas cotas de talento, creatividad y luz como en ninguna época ha ocurrido. La polivalencia era muchas veces fruto del mecenazgo, pero también del talento creativo de personas que podían cruzar sus talentos entre disciplinas. Todo ello siempre me lleva a recordar al bueno de Amalio Rey y a lo que siempre cuenta de las Visiones híbridas y El Efecto Medici. Todo lo que va alrededor de esos campos de la hibridación me parece lo más colorido entre un mundo empresarial lleno de colores grises o negros.
Viendo el legado de Da Vinci me siento inspirado, me llena de vida, de creatividad y de miradas transversales que van más allá de lo que un maldito Currículum dice. La obra de Leonardo muestra la grandeza del ser humano de ir siempre más allá con su talento . Y delante de su obra uno siente que esos libros grises de Management y el mundo corporativo son toda un mundo oscuro y lleno de mediocridad.
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